viernes, 11 de febrero de 2011

La Inmersión a lo Todo Cambia

Dedicarse a vivir en el extranjero durante largo plazo conlleva, necesariamente, un montón de nuevas aventuras.  Desde iniciar los trámites internacionales, todo es nuevo y aporta su propia lección.  Pero cuando se trata de venir a ser padre o madre (y eso bastante de sorpresa) al plantearse en tierras nuevas, el "todo cambia" se aumenta de sentido.

Instintivamente, los padres generalmente buscamos lo mejor para nuestros hijos.  Desde la confirmación de la gestación hasta sostenerlo en los brazos por primera vez, ese fruto de nuestro propio ser eclipsa todo.  Ya no interesa nada tanto como su bien.  Cada prueba, cada consulta con la médica, vuelve a ser un evento total que no se quiere perder ni muerto.  Qué linda la inmersión propulsada por el desarrollo de una futura doble ciudadanía!

Pero igual, cada factura a lo privado cava un rincón en la mente y un desgarrón en el bolsillo de los nuevos proveedores.  Ya nada es opcional, ni el cuidado médico ni el abonarlo.  Por tanto que uno quisiera elegir como para sí mismo lo que se trata o no, los delicados bebés son un caso aparte.  Curiosamente, eso mismo nos ha salvado tanto la paz mental como el bolsillo.  Gracias a una ley que garantiza el cuidado médico total a los bebés nacidos en España, desde la gestación hasta el posparto, al final nos han dado de alta al seguro social.  De repente a los 6 meses de embarazo, nos liberamos a adquirir vocabulario para operar dentro del sistema, en lugar de luchar por entrar en él.

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